miércoles, 12 de octubre de 2016

De la incertidumbre de la guerra a la incertidumbre de la Paz

Por Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.

En este histórico momento que vive Colombia, las FARC-EP firmaron el Acuerdo Final con la otra parte, el Gobierno colombiano. El acto fue en la histórica ciudad de Cartagena (Colombia), ciudad preñada de actos heroicos.

En ese marco, las FARC-EP realizaron su X Conferencia y dieron por finalizada su vida como organización guerrillera, verdadero punto de quiebre, y comienzan a transitar su anchuroso camino como partido politico legal porque en la clandestinidad funcionaban como partido. Desde siempre una de las mayores inquietudes de los guerrilleros fue la incertidumbre sobre la vida futura. Mucho más en el momento presente. No es para menos. Han pasado de la incertidumbre de la guerra a la incertidumbre de la Paz en cuestión de algunos meses.

La incertidumbre de la Guerra

Los guerrilleros han estado inmersos en la incertidumbre de la guerra. Su vida estaba plagada de incertidumbres. No saber en dónde estarían hoy o mañana, como amanecería el día, qué les deparaba el futuro o el "destino", en fin, cientos de preguntas sobre una vida normal que a menudo se hacen las personas, sean o no guerrilleros. Es más, las personas normales no se percatan de las incertidumbres de la vida que ellos disfrutan. 

La muerte, por ejemplo, no es preocupación imperiosa para un civil, como si lo es para un guerrillero. El civil sabe que se morirá, pero ello no le preocupa por cuanto la imagina que la muerte vendrá en 4, 5, 6, 7 décadas. En cambio, la muerte está siempre presente en el accionar diario del guerrillero, su imaginario individual le muestra que puede morir en cualquier instante producto de un balazo disparado por un arma homicida enemiga.  Que se mueran de viejos como sucedió con los legendarios Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas, quienes murieron ambos de ataques al corazón, es un hecho extraordinario en la vida de la guerrilla. Los simples hechos cotidianos, ir de un lado a otro, ir a una reunión con la comunidad, ir a una presentación, le significan evaluar los pros y los contras de tal determinación.

Mucho más cuando en la vida guerrillera tu "destino" no puede torcerse por tus propias manos, sino que son voluntades ajenas las que determinan tu derrotero. Ir de comisión a realizar alguna tarea "doméstica", realizar una marcha que no sabes que sorpresa podría producirte el enemigo, ir a un combate, a una toma o a una emboscada y no saber si saldrás triunfante y salvaguardas tu vida, el derecho humano fundamental.

En la vida civil, tú mismo decides tus cosas. La alimentación, la ropa, los elementos de trabajo no son preocupaciones fundamentales. Para el guerrillero parecería que tampoco, pero todos saben que si las finanzas escasean, si hay operativos enemigos, si hay impedimentos naturales (crecida de un río, por ejemplo), las cosas se les dificultarán mucho más que a un civil ya que ellos no pueden ir a pedir prestado el dinero necesario a un vecino, o no pueden ir a la " tienda" por la presencia enemiga, o quizá el proveedor de los alimentos (campesinos, arrieros que traen las compras desde donde las dejan los destinados para traerlas hasta la vereda, etc) se le ha presentado alguna dificultad en la consecución de lo requerido, o fue capturado por el enemigo, o fue asesinado, en fin, miles de variantes, o si el río se creció el “proveedor” tiene que ingeniárselas para vencer la dificultad porque sabe que hay todo un colectivo, 20, 50, 100, 200, 500 unidades que dependen de los esfuerzos que él haga para cumplir cabalmente su misión.

Ni se diga cuando el guerrillero va al combate o es sorprendido y tiene que pelear por su vida y su libertad. La preparación para tal o cual toma, asalto, etc, tiene que ser meticulosamente preparada, evaluando desde la llegada al objetivo hasta el cálculo de las pérdidas de las propias bajas. El guerrillero mando la vive desde una realidad y el guerrillero base la vive desde otra. El mando tiene secreciones de adrenalina y ácidos gástricos que pueden provocarle un colapso o una gastritis o una úlcera, en tanto el guerrillero base cuando ya sabe "a lo que va" le preocupa si cumplirá bien su misión, si sus compañeros responderán, si saldrá del sitio con vida, o herido, o muerto.

Las heridas son lo que más preocupan a los guerrilleros en el combate. No es tanto caer muerto, aunque si es importante. Es verse con un brazo, o una pierna, mutiladas por un balazo de fusil o por una granada o por otros explosivos. O si es capaz de resistir el dolor, si gritará de dolor o si podrá soportar ese dolor. Son pare de los avatares de la vida guerrillera en su día a día.

Mas sin embargo, poco a poco su mente va racionalizando sobre lo que él es y lo que significa su aporte, hasta el punto que es tal el acostumbramiento a las situaciones de guerra que lo que les pase es despreciado y van al combate con alegría ya que combatir al enemigo es el supremo acto de un guerrillero y si en esa acción cae tendrá el honor de haber caído en combate.

La incertidumbre de la Paz 

Las FARC-EP han dado el paso de dejar de ser una organización guerrillera para transformarse en un partido político que luchará, ya no con las armas en la mano, sino con el discurso y la palabra como armas, por la solución de los problemas de exclusión que sufre el pueblo, represados por más de un siglo. Paso que acordaron con el Gobierno colombiano en la Mesa de diálogos de La Habana. Se da así un punto de quiebre de suprema importancia por cuanto se pasará de la salvaje costumbre oligárquica de dirimir toda controversia o contradicción irreconciliables con el uso de la violencia, de las armas en poder de las fuerzas militares-narcoparamilitares, a la controversia civilizada no exenta de argumentos irreconciliables de parte y parte.

Es importante resaltar que esta apuesta fariana conlleva riesgos. Así como en la guerra, en la paz existe la incertidumbre por la vida propia y la de todo el colectivo. La extrema derecha, enemigos de la Paz, y sus bandas de narco-paramilitares harán todo lo posible para impedir que el Acuerdo Final tenga feliz cumplimiento.

La incertidumbre es ahora mucho mayor. El guerrillero sin su arma se siente desnudo. Se siente un ser indefenso sin un arma, fusil, pistola, revólver. Siente que por el hecho de ser ex-guerrillero las amenazas que se ciernen sobre ellos son mayores. Y se desencadena la paranoia ante la imposibilidad de convertir en certeza si no se repetirá la historia del exterminio de la Unión Patriótica (U.P.), partido al que con el genocidio en su contra (5.000 víctimas) le impidieron su actividad política por el miedo de la clase política, los empresarios y los militares de perder el poder.

Es compromiso del Gobierno nacional brindar la protección a los miembros del Nuevo Partido y desmembrar las bandas de narco-paramilitares ya que el propio gobierno, sus fuerzas militares, los partidos políticos del establecimiento, han sido el sustento de esas bandas, al tiempo que es imprescindible dotar a las fuerzas militares estatales de una nueva doctrina militar, alejada totalmente de la DSN, bolivariana y que ponga en el centro el respeto al ciudadano.

Además la despreocupación por su medios de susbsistencia en la guerra, se vuelven en imperativo en la vida en paz. Ahora tendrá que buscar la manera de subsistir por sus propios medios. Está claro que la organización tratará de asegurar los medios de subsistencia mediante proyectos productivos, mas el guerrillero raso no está del todo seguro si ello podrá ser posible.

Ahora el guerrillero es un ex-guerrillero, que será mirado por gran parte de la población como todavía el ”enemigo” y el pavor a darles trabajo –como a los ex-presos- se convertirá en el principal obstáculo, lo cual se plantea supercar con los proyectos productivos que la guerrillerada montará y desarrollará para su propia manutención cuando ya la ayuda estatal se diluya. Ese temor, el miedo, a esos hombres que son capaces de matar a otros, ronda todo el tiempo en la sociedad. Creen que ante cualquier eventualidad el ex-guerrillero explotará y las consecuencias serían incalculables y solo la convivencia, la solidaridad más estrecha podrá superar.

No saben, no tienen por qué saberlo, que si hay alguien disciplinado es el ex-guerrillero fariano. Los años de años de vida guerrillera le han mostrado la necesidad de la disciplina en la vida diaria y en las relaciones camaraderiles. Así como lo regían principios de convivencia guerrillera, así en su nuevo espacio de vida estará regido por una mano invisible que orienta su vida en comunidad , en la vida civil se regirá por los mismos principios ideológicos y morales de antes.

Vivir la incertidumbre

La incertidumbre es fuente de vida. Las certidumbres son ausencia de movimiento y esa ausencia de movimiento es la muerte. Por ello, los miembros de las FARC, ya como ex-combatientes, deseosos de reconcilarse y reintegrarse a la vida civil de manera legal harán cuanto esté en sus manos para alcanzar esa meta y la movilización será una de las mayores fortalezas del proceso. Movilización por concreter sus proyectos productivos y movilización y acompañamiento movilizado con las masas campesinas de sus áreas de influencia.

Corresponde al conjunto de la sociedad colombiana abrirse a esos ex-guerrilleros farianos que han dado tan colosal salto al vacío y ya volando se entregan a las viscicitudes de la vida civil, desarmada, y facilitarles al máximo la reintegración a la sociedad con su acompañamiento y abrazo solidario que les demuestre que no han dado pasos equivocados de Paz, sino que, por el contrario, lo hecho por ellos, y por nosotros juntos, ha sido el salto más importante que se ha dado en la historia de Colombia.

La incertidumbre es entonces fuente de Paz, de movimiento y sacudida a una sociedad que todo lo veía escépticamente sin creer en nadie, y los guerrilleros por su parte solamente creían en su organización y sus armas. Entre todos demostraremos que no solamente era possible, sino que es real y justa la convivencia en Paz con Justicia Social.


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